Como
estudiante de física interesado en los exoplanetas, cuando leo artículos sobre
descubrimientos científicos a menudo me intereso las diversas formas de vida
que podrían existir en el universo y las implicaciones que tendría detectar
vida más allá de nuestro sistema solar. Sin embargo, recientemente me crucé con
un artículo de la astrónoma afgana Amena Karimyan, publicado en la revista
Nature, en el que describe los peligros que enfrentan las mujeres que se
dedican a enseñar y estudiar ciencias en Afganistán bajo el régimen Talibán.
Esto me llevó a reflexionar sobre los divulgadores de ciencia en Occidente, que
en años recientes han puesto su empeño en celebrar la vida y logros de mujeres
científicas como Henrietta Leavitt, Katherine Johnson y Marie Curie. Al leer
sobre las tribulaciones relatadas por Amena Karimyan no puedo evitar
preguntarme si estos autoproclamados divulgadores feministas estarían
dispuestos a abandonar sus privilegios occidentales para apoyar la verdadera
causa feminista en Afganistán. ¿O es el feminismo en la ciencia occidental solo
un asunto de corrección política y popularidad?
Durante
diferentes periodos de la historia la mujer ha sido segregada en el ámbito
científico, ya sea por académicos que temen perder su posición o por motivos
religiosos e ideológicos, como lo plantea Karimyan en su artículo. Sin embargo,
el 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el
Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11
de febrero. Esta conmemoración representa un importante logro en la lucha por
reconocer los aportes de las mujeres en el campo académico. Cada año vemos a
autores y divulgadores rindiendo homenaje a estas mujeres y sus hazañas
conseguidas a pesar de los obstáculos que encontraron en el camino.
Desafortunadamente, se ha vuelto común que los pseudo-historiadores de la
ciencia que se alinean abiertamente con la causa feminista, busquen únicamente acrecentar
el número de seguidores en sus redes y alimentar su ego. Rara vez, o quizás
nunca, veremos a estos personajes levantar la voz activamente y renunciar a sus
privilegios para manifestarse en contra del régimen talibán, que impide efectivamente
que mujeres y niñas estudien con libertad y ofrezcan sus aportes al mundo sin
correr el riesgo de ser asesinadas por fanáticos religiosos.
Amena
Karimyan hace un llamado de apoyo tanto económico como educativo, que incluye
la donación de libros, computadoras y otros recursos que puedan ser utilizados
en el aula. Esta ayuda es esencial para impulsar una verdadera revolución y
brindar un lugar en la sociedad a estas mujeres que, a pesar de las constantes
amenazas y adversidades, luchan incansablemente para estudiar los misterios del
universo. Es importante reconocer que la educación es un derecho humano
fundamental y que debe ser garantizado a todas las personas, independientemente
de su género o ubicación geográfica. Al apoyar la educación de las mujeres en
la ciencia no solo estamos reconociendo su valioso aporte a la sociedad, sino
también empoderando a toda una generación de mujeres para que sigan sus sueños
y aspiraciones en el campo académico y científico.
Es
importante reconocer que la lucha por los derechos de las mujeres no es algo
que se pueda circunscribir a una sola región o país. Es necesario analizar las
diferentes situaciones que enfrentan las mujeres en todo el mundo y tomar
medidas para mejorar sus condiciones. Aunque es cierto que en algunos países
occidentales se han logrado avances significativos en cuanto a la igualdad de género,
esto no significa que se deba ignorar la situación de las mujeres en otras
partes del mundo, donde aún enfrentan graves obstáculos para acceder a la
educación y expresarse libremente. Debemos ser conscientes de que la hipocresía
no solo se encuentra en los discursos feministas, sino también en aquellos que
defienden la libertad de expresión y al mismo tiempo justifican la opresión de
las mujeres en nombre de la religión o la cultura.
Pero este
tipo de situaciones no son exclusivas de los países del oriente medio, también
ocurren en Colombia. En nuestro propio país encontramos niños y niñas que no
pueden acceder a una educación de calidad debido a la falta de recursos y la pésima
infraestructura de las vías que dificulta el transporte hacia las escuelas.
Además, los maestros a menudo son amenazados y asesinados por grupos armados
que se oponen a la educación de los niños. Entonces, vale la pena preguntarse ¿qué
hacen estos hipócritas feministas al respecto? Difundir videos explicando
conceptos científicos no es suficiente para ayudar a estos niños, muchos de los
cuales no tienen acceso a Internet, computadoras o incluso teléfonos
inteligentes. Aunque el problema de seguridad, acceso y conectividad es
responsabilidad del estado, es preocupante que estos divulgadores no hagan
presión para que los niños de las regiones más vulnerables no queden en el
olvido mientras se ocupan de pergeñar propaganda feminista como en el caso de
la disputa de Mileva Maric y Einstein.
Estos hipócritas
también se encuentran en la academia. Se trata de aquellos intelectuales que
denigran de las instituciones pero que en sus acciones públicas recurren frecuentemente a las mismas
prácticas que tanto critican. Algunos de estos hipócritas terminan adoptando un
relativismo cultural y moral que les impide alzar su voz en protesta contra regímenes
autoritarios o teocracias bajo la premisa de que al tratarse de culturas y
creencias diferentes deben ser respetadas incluso si estas están por encima de
los valores morales y la libertad humana. Es importante señalar que algunos
individuos parecen rechazar los principios de alguien que como Karymian arriesga
su carrera profesional o su vida por los ideales del conocimiento. Esto no es
menos que perocupante, especialmente en un momento en que el mundo se enfrenta
a serias amenazas contra la libertad y otros valores fundamentales.
Es
importante que las mujeres que sufrieron actos de exclusión en la ciencia sean
recordadas como heroínas que lucharon contra un sistema discriminatorio. Aunque
no podemos cambiar el pasado, podemos contribuir con pequeñas acciones, como
donar un libro, o celebrar cierto descubrimiento científico, que pueden
significar una gran diferencia para una estudiante. Es hora de dejar de lado la
hipocresía y la demagogia para actuar, reconociendo que en algunas partes del
mundo las personas mueren por el simple deseo de aprender, mientras en Occidente
algunos se preocupan más por conseguir likes en las redes sociales. No se nos
puede olvidar que un libro tiene un impacto mayor que un simple like.
En
conclusión, en pleno siglo XXI el acceso a la educación sigue siendo una
amenaza, especialmente para mujeres que procuran ser la luz que ilumine el
camino de otros. Solo a través de una educación universal y sin ideologías la
humanidad podrá dejar las sombras de su pasado.
Johnny
Agudelo
¿Te gustó? Tal vez pueda interesarte: SOBRE HOMBROS DE UN GIGANTE – homenaje a Steven Weinberg – por Johnny Agudelo
Comparte nuestras publicaciones
PARA EDUCAR AL ALGORITMO 💥
PARA EDUCAR AL ALGORITMO 💥
SUSCRÍBETE AL CANAL DE YOUTUBE DE NUESTRA CASA DE LETRAS Y ACTIVA LA CAMPANITA 🔔
Conoce nuestros programas 🎥