Au cirque Fernando, l’écuyère; Henri de Toulouse Lautrec, 1888

 

 

Mas bien deberíamos
hablar de la estancia de su obra en la región del sueño, mejor: De su emerger
de la región del sueño para venir a ampliar la conciencia y hacerla cenital y
pletórica. No condena el cubano los vermes del sueño que inunda la primera
mañana, se complace en auscultar una inundación, la que hace el agua de la
noche en los gestos y las marcas del día.

 

En varias ocasiones se
expresó casi peyorativamente refiriéndose al esfuerzo surrealista: “¡Extraña
moda! Querer llevar el subconsciente al paraíso y encadenar el consciente en el
infierno”. Se trataba, a su modo de ver, de una franca desviación, de una
entrega. Su esfuerzo iba encaminado en otra dirección, la que he denominado una
síntesis de un nuevo orden.

 

No ya la escisión
neurótica que opone cerebral y consciente a subliminal y profundo. Por magia y
poesía el río de la poesía lezamiana supone un acarreo permanente de materiales
del fondo hacia la superficie iridiscente que observamos en la corriente. El
querer permanecer en el lecho del río es incomprensible y puede ser calificado
de claudicante frente a la responsabilidad del poeta: testimonio de la luz,
responsabilidad frente a su íntima ocurrencia, ampliación de la conciencia y
permanencia en el agua clara del espacio comunicante.

 

El paraíso es esa
emergencia desde el agua lustral del sueño hasta hacerla humedad y vigor de las
imágenes cotidianas. El poeta es ese mensajero de las profundidades, el Hermes
y el Orfeo que comunican y conocen ambos mundos.  No se trata entonces el plutónico rendir
pleitesía al mal o al infierno como fines en sí mismos. No el sueño por el
sueño, como en el caso de la evidentemente satirizada “dormición” del crítico
Longo, en Paradiso (capítulo XII), una forma falsa y estéril de la
RESISTENCIA, opuesta forma de vencer el tiempo y la muerte a la que tiene la
poesía: “El tiempo (así) destruido solo mostraba el sueño y la locura”.

 

El logro de la
resistencia por la poesía es la obtención de una pluralidad de sentidos
posibles, esa multiplicidad es el cuerpo, la tela de la araña, la segregación
diamantina que hace la piedra del sí mismo en su contacto con el mundo.

 

La permanencia en el agua
clara de la poesía, la percepción de lo que el cubano llamaba el ritmo hesicástico,
la percepción de la vibración originaria, son visibles en la forma como nos
relacionamos con el sueño.

 

Por supuesto que la
poesía se mueve frente al sueño en la dirección de la multiplicidad que ella
congrega y estimula.  No como la escisión
neurótica que cree descubrir un ÚNICO posible, Eros reprimido, dijo el médico
vienés, pero la poesía, de no haber otra salida, preferiría la lúdica del sabor
que supone la pastelería de la misma ciudad. Pero, gracias a Dios, la poesía
tiene los dioses y le puede hacer un templo al azúcar, o hacer del mal una
divinidad.

 

Siguiendo en esta
dirección habría que afirmar que la obra del cubano es la totalidad de un sueño
recuperado para la lengua de Cervantes, la fórmula por lo sencilla es
ineludiblemente equívoca, por eso mantendremos esa distinción entre vigilia y
sueño. Ya en otra oportunidad hemos afirmado que esta obra es de vigilancia:
“El acto primigenio trasladado a canon de conducta exprésase en una sed audito,
estar atento, escucha, vela”. Por esto mismo estos dos expresos sueños son
valiosos para quienes exploran las múltiples direcciones de esta escritura
paradisíaca.

 

Los presento sin mayores
comentarios. Quienes han emprendido
feliz (adjetivo que no excluye la dificultad) exploración de la obra del
“Etrusco” de La Habana, saben que es en ella muy intenso el sentimiento de
territorio de exploración. Ofrezcamos entonces los dos textos que relatan
sueños para que sea visible como es el tránsito y el movimiento entre la
vigilia y el sueño en el hombre de genio creativo. Han aparecido en la Revista
de la Biblioteca Nacional José Martí[1].

 

“SUEÑO 1

 

7 de noviembre de 1939 –
Tripulo un enorme toro. Ni lo cabalgo en paseo dominical, ni tampoco es el toro
negro del destino imposible.  Por el
tamaño me parece que voy en un hipopótamo, pero más veloz, un enorme toro,
hinchado pero no en el ensanchamiento pasajero, sino en la infladura que va a
durar tranquilamente muchos años.  Mi
cuerpo impulsado hacia los cuerpos, por la impulsión frenética del animal, se
asoma al abismo un tanto frío, pues las rocas parecen grandes y geométricos
trozos de hielo.  Doy un salto en el
momento en que ya el toro hinchado se precipita, y yo no solo me aseguro en
terreno frío pero firme, sino que contemplo con frialdad el lento descenso del
animal. Ya tiene todo el cuerpo sumergido en el agua y la boca desesperada
busca una ventana para el aire y se va acomodando hacia su suerte más
posible.  Yo arriba, frío y
contemplativo.

 

Ahora el toro empieza a
rodearse de su propia sangre, el pobre animal ya acepta los hechos. De vez en
cuando me asomo, y me horroriza el que yo también podría precipitarme… Se va
reduciendo, a un punto de sangre vivísimo, que queda como un ojo, testigo o
eternidad bestial.

Es todo lo que he podido
recoger de mi último sueño, que me horrorizó con una frialdad que es una de las
formas más acusadoras de lo terrible.

 

SUEÑO 2

 

28 de mayo de 1940
(medianoche) – Doliéndome el corazón.
Estrella, olvídame.  Yo pienso en
ti de cuando en cuando, con intervalos cada vez más pronunciados.  De noche los ojos sobre las estrellas. Sueño
de noche que es de día y puedo tocar la carne de las estrellas.  Medianoche. Frías, iguales cada una de las
estrellas.  Sueño. Cada una de las puntas
de las estrellas va golpeando mi cabeza, son golpes leves, pero son suficientes
para hacerla bajar y subir lentamente. Miro una estrella, mi pensamiento se
hace inconcluso. Las miro a todas, tengo los párpados suavemente entornados,
logro concluir mi pensamiento. El viaje está preparado. Me aterroriza viajar,
pero alguien me impulsa con golpes suaves.

 

Cuando logro olvidarlas, sigo descifrando, aconsejándole, estrella, olvídame.  Pero la mirada también necesita de ese no de miel.  Nuestro lenguaje es mudo e insoportable. Pero no me decido a rendirme. Frente a su fría presencia, continuamos dirigiendo la mirada, con los ojos muy abiertos. Puede ser
grandioso el espectáculo de nuestra mirada. El puerco que se hace estrella. La estrella que sirve para nutrirnos.

 

No veo, no oigo.  Apenas puedo tocar las estrellas; en una
palabra, el sueño, que por primera vez no me asalta: Voy cayendo en él como
quien salta un abismo con los oídos algodonados. Y al despertar, se encontrase
en un mundo de algodón.”



[1] Revista de
la Biblioteca Nacional José Martí, Mayo-Agosto de 1988, Número 2, páginas 106 y
118 del “Diario de J.L.L.”, manuscrito de la BNJM.

📢 ATENCIÓN: nuestra página laemboscadura.co está en construcción. Puedes leer nuestras publicaciones en laemboscaduraeditorial.blogspot.com 

NACIMIENTO DE LA PLAYA – Antología poética de Eufrasio Guzmán Mesa.
 
Primera entrega
 
Segunda
 
Tercera
 
 Cuarta 🌊
 
Quinta entrega de NACIMIENTO DE LA PLAYA
 
TAMBIÉN DE EUFRASIO GUZMÁN MESA EN NUESTRA CASA DE LETRAS LA EMBOSCADURA 🌿
 
SECTARISMO Y TOLERANCIA – ensayo
 
ESCALAS 
 
SOBRE LA AMISTAD
 
ERRORES Y ACIERTOS
 
LA CAUTELA 
 
UN TEMA EXPLOSIVO 
 
TENER IDEAS en Textos que El Mundo se llevó
 
HISTORIA DEL ÁRBOL en Textos que El Mundo se llevó
 
 
Sueño matinal en San Remo
 
La lengua de Cervantes, las pasiones de Shakespeare

Comparte nuestras publicaciones
PARA EDUCAR AL ALGORITMO 💥

ATENCIÓN 🚨
LA EMBOSCADURA SE MUEVE 🌿
 
¿Quieres patrocinar la construcción de la nueva página, el diseño y a los artistas invitados a nuestra Casa de letras? Escríbenos a delasselvas@gmail.com Contribuye con tu donación en el QR

 

SUSCRÍBETE AL CANAL DE YOUTUBE DE NUESTRA CASA DE LETRAS Y ACTIVA LA CAMPANITA 🔔

Conoce nuestros programas 🎥

DISCUSIONES PENDIENTES

 

 

REACCIONA AL ARTE

 

 

TALLER DEL 🦊 

PELEA CON JESÚS

Lee #laemboscadura2023
 
MR. RIVER – ODA AL RÍO por GALA DE POLO
 
LA FILOSOFÍA DEL RESENTIMIENTO – por Gustavo Carvajal
 
¿Justicia o barbarie? En defensa de las penas máximas – ensayo de Juan Serrano
 
LUCHA POR LA EDUCACIÓN DE LAS MUJERES EN LA CIENCIA – reflexiones sobre la hipocresía del feminismo en Occidente por Johnny Agudelo
 
AQUILES COPETE COPETE – cuento de María Teresa Agudelo
 
CONSIDERACIONES SOBRE PÍNDARO – por Silvio Bolaño
 
POR AMOR Y POR DINERO, LA PELOTA SIGUE EN JUEGO – por Silvio Bolaño
 
CÓMO SOBREVIVIR A LA PRESENCIA DE UN GRILLO GIGANTE EN LA HABITACIÓN – por Silvio Bolaño
 
GUAYO [Küayoi]. PIE DE MAÍZ DULCE – ¿POR QUÉ EN COLOMBIA LLAMAMOS GUAYOS A LOS BOTINES DE FÚTBOL – Por Silvio Bolaño
 
EN DEFENSA DEL PORNO – Por Gustavo Carvajal
 
¿SU VIDA, TU DECISIÓN? REFLEXIONES EN TORNO A LA LEGITIMIDAD DEL ABORTO – Por Juan Serrano
 
ROLES DE GÉNERO: NATURALEZA O CULTURA. Por Camille Paglia. Traducción de Gustavo Carvajal
 
5 TEXTOS LITERARIOS DE RICHARD FEYNMAN -traducción del inglés de Juan Diego Serrano
 
COMO UN LUGAR COMÚN – muertes de G. Jaramillo Rojas
 
EN DEFENSA DE LA BELLEZA Y LA FEALDAD – dos crónicas sobre la decadencia posmoderna de nuestra pobre humanidad agobiada y doliente – por Gustavo Carvajal
 
LOS RESTOS MORTALES DE PINK FLOYD – por Juan Serrano
 
SEAN BIENVENIDOS A LA FUNCIÓN – poemas de Juan Henríquez Barrera (segunda entrega)
 
EL CURSO DE TÉCNICA HILARANTE – cuento de José Andrés Gómez
 
 
Síguenos en
👇
Instagram
 
 
LA EMBOSCADURA
Casa de Letras
Un lugar para encontrarnos
En el claro del Bosque

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *